Una fundación laica

El hospital Saint-Jean de Angers es uno de los testimonios más antiguos de la arquitectura hospitalaria francesa. La sala de enfermos, edificio mayor del arte gótico del Oeste de Francia, la capilla, el claustro y los graneros forman un conjunto remarcable medieval civil.


Una fundación bajo patronato real
El hospital de Angers era en ese entonces uno de los más pequeños: dos capellanías, dos leproserías y algunas enfermerías monásticas que acogen también a laicos. Hacia 1180, durante la instigación de Henri II Plantagenet, se crean  establecimientos análogos en Mans y en varias ciudades de Normandía. El senescal de Anjou Etienne de Marçay funda un gran hospital dedicado a San Juan Evangelista en el barrio en expansión de la Doutre. La proximidad del Maine, que pasaba  por el hospital, fue  determinante para su implantación: abastecimiento por vía fluvial, descarga fácil de aguas residuales. La fundación está destinada a los pobres y enfermos. Después de la legislación del siglo III, concilio de Latran, el hospital dispone en 1184 de una capilla y 4 sacerdotes, luego un cementerio en 1190. Entre 1203 y 1205, treinta religiosos y hermanos laicos, dirigidos por un prior, siguen al regla de San Agustín y organizan los estatutos,  confirmados en 1267 por el papa Clemente IV. Gracias a los dones generosos de Henri II y de todo un grupo de laicos y sacerdotes, el destino material de la fundación fue segurado: esclusa de Treilles, parte del peaje del Gran Puente, transporte libre de sal, terrenos, madera y rentas de la ciudad forman un sólido patrimonio. No todos los enfermos son acogidos: se aíslan a los contagiosos, incurables, individuos peligrosos y niños. Los hermanos deben hablar a “nuestros señores los pobres” con dulzura, alimentarlos bien, velar su noche,  evitar que tengan frío y asistir a su sepultura. Este espíritu de servicio se embota al final de la Edad Media.

El hospital de los pobres

De hospital a museo


A partir de 1480, una grave crisis interna opone el prior a sus religiosos sobre el respeto de los estatutos del siglo XIII. Al término de una serie de procesos que duro más de 70 años, el Parlamento de París otorga la administración del edificio a cuatro burgueses elegidos por los regidores y suprime los oficios de claustro, refundando los estatutos en 1554. Las cuentas diarias de enfermos, conservadas desde 1536, permite saber que había en promedio 188 enfermos por día en 1656 y hasta 671 en 1782. Los enfermos son numerosos y su alimentación es menos variada que la de los religiosos, quienes se ofrecen ballena, esturión y ostras. Los medicamentos son provistos por los boticarios de Angers hasta el legado de Lucrecia Maumussard que permitió instalar un boticario, en parte conservado hasta hoy. 
En 1639, las hermanas de la Caridad, acompañadas de Luisa de Marillac, toman a cargo el servicio del hospital. Ellas reciben la visita de su fundador, San Vicente de Paul, en 1647. Un proceso verbal de 1645, precisa que el personal del hospital cuenta con 10 religiosos, 8 hermanas de la caridad, un médico, un boticario, un cirujano, 46 sirvientes y 20 lavanderas. En 1797, todos los hospitales de la ciudad son reunidos bajo la misma tutela municipal.
En 1865, todos los enfermos son transferidos a un nuevo hospital que se convertirá en el actual Centro Hospitalario CHU. A pesar de los diferentes proyectos de urbanización, el cercado del antiguo hospital es finalmente preservado. La sala de enfermos se convierte en museo arqueológico y es restaurada en 1900 bajo la dirección del arquitecto Lucien Magne.


En 1968, las colecciones dejan su lugar a los tapices de “Chant du Monde” (Canto del Mundo)  de Jean Lurçat en las antiguas salas de baño y alojamientos de las hermanas del hospital que fueron un orfelinato municipal en el siglo XIX. El museo de Jean-Lurçat y de la tapicería contemporánea. Algunos talleres de creación de arte textil se instalaron en la antigua maternidad. El conjunto de edificios del hospital benefició de una restauración a partir de 1988.

Un nuevo estilo : el gótico plantagenario

La sala de enfermos
Hoy en día podemos entrar en esta vasta sala por el lado inverso al de la Edad Media.  La entrada principal estaba situada en la actual rue Gay-Lussac, ya que se pasaba por el claustro antes de ser admitido en la gran sala.  El contraste entre el exterior en esquisto austero y la armonía blanca del interior es sorprendente. Esta vasta sala de 60 por 25 metros fue construida en 1188 pero su abovedamiento, fuertemente bombeado, interviene a inicios del siglo XIII. Tres naves iguales separadas por dos filas de columnas componen un remarcable volumen unitario con una extraordinaria decoración: grifos en voluta de bases, capiteles con motivos vegetales. Antaño, la sala estaba dividida: un primer muro poco elevado dividía la nave central en dos dormitorios. Unas paredes de madera selladas contra las columnas  separaban las 110 camas de hombres de 112 para las mujeres en el siglo XVII. Desde 1962, la farmacia es presentada a la entrada de la sala.

En este lugar se encuentra ahora “Le Chant du Monde” de Jean-Lurçat que comprende diez  tapicerías tizadas entre 1959 y 1965 en los talleres de Aubusson (Tabard, Goubely, Picaud). Mientras, Lurçat descubre en 1937 la tapicería del Apocalipsis de Angers y comprende que la tapicería puede tener un lenguaje específico. Después de la Segunda Guerra Mundial, el artista introduce la técnica de tonos contados, gamas de colores reducidos y cartón enumerado. Jefe precursor del movimiento del Renacimiento de la tapicería francesa, él da toda su energía para promover y hacer conocer este dominio del arte. “Le Chant du Monde” es su mensaje personal de paz y de esperanza, un “Apocalipsis” de tiempos modernos. La riqueza del vocabulario utilizado por Lurçat hace de ella una de las obras mayores del artista.

 

un conjunto hospitalario bien conservado

La capilla
Se entra por el antiguo patio y no por la puerta romana con paneles del siglo XVI. La capilla es posterior a la sala de enfermos. Consagrada en 1195 por el obispo Raoul de Beaumont, esta capilla estuvo destinada a la comunidad religiosa y a los enfermos que recibían los sacramentos antes de su admisión. De plano cuadrado, dos naves de la misma altura están separadas por dos columnas. El abovedamiento tiene rastros de varias modificaciones, signo de una ampliación. La fina decoración de arcaturas se encuentra alrededor de la puerta de origen. Durante el siglo XVIII se modifica la disposición. El altar mayor y dos altares laterales son instalados el norte y rodeados de una mesa de comunión. Frente a los altares, una tribuna lleva una escultura en madera representando Saint Charles Borromée y la peste de Milán.

Los claustros y otros lugares comunitarios
La sala de enfermos estaba rodeada de dos claustros. El más grande fue reconstruido gracias a 8000 libras donadas por René Hiret en 1623, de la cual queda una galería a lo largo de la entrada actual. Llamado también claustro de los guardianes en el siglo XV, la cocina y un alojamiento son construidos ahí. Las fundaciones de un lavadero de plano hexagonal han sido despejadas en 1874 y aún son visibles.
El pequeño claustro comprende tres galerías en su aspecto actual. Dos son de estilo romano con arcadas de medio punto que reposan sobre columnas gemelas. Este es uno de los raros claustros de este período en nuestra región. El armazón en cobertizo data del siglo XV. El ala sur, de estilo Renacentista, rematado de un depósito de archivos, fue edificado por el famoso arquitecto Jean Delespine después de 1534. Este colinda con la torre escalonada del antiguo aposento del prior (siglo XV), hoy destruido.  ¿Se construyó una cuarta galería?  En el siglo XVII, unas letrinas ocupan este lugar. Debajo del patio se encuentra todavía una fosa de cloaca, abovedada desde 1540, cuyas materias se evacuaban hacia el Maine por un gran colector a lo largo de la sala de enfermos.
La función de este claustro no es la de los monasterios.  Era una entrada cubierta, como una sala de espera antes de la admisión. Hoy faltan numerosos edificios para comprender la circulación y el funcionamiento interno, tales como el alojamiento de los religiosos, las cocinas y el refectorio. Al norte, aun subsisten los edificios del siglo XVIII como la lavandería, convertida en gimnasio. Existen otros lugares dependientes del hospital, fuera del cercado, como el cementerio de pobres, situado sobre la actual plaza de la Paix, entre 1190  y 1776.

Unos graneros bien completos

Los graneros, bodega y escuela


El imponente edificio que se abre en la plaza Tertre-Saint-Laurent fue construido después de 1188. Durante esa época, la abadesa evoca la “roca de la capellanía”, lugar que designa la bodega. Esta gran construcción posee dos niveles. Las bodegas, dos naves abovedadas de aristas separadas por enormes pilares, abren al nivel del cercado, gracias a la desnivelación del terreno. El granero, propiamente dicho, esta dividido en tres naves separadas de grandes arcos de medio punto apoyadas sobre columnas idénticas (siglo XII) y simples pilares (siglo XVI). Las fachadas sobre la plaza y la calle de Greniers-Saint-Jean, enteramente en esquisto, forman la extremidad del conjunto hospitalario con un gran portal. La entrada primitiva se situaba en la fachada oriental en toba, perforada de una serie de aberturas que se extienden hasta el aguilón norte.
La elaborada decoración y las numerosas aberturas del granero sorprenden para ser un simple edificio de provisiones. ¿Tenía una función de hospicio? Frecuentemente se encuentra una separación entre la enfermería y el hospicio en muchos hospitales medievales. La conservación de cereales ha sido confirmada a partir del siglo XV. El armazón no era visible como en la actualidad : un nivel contenía un área de provisiones suplementaria. Los graneros estaban unidos a un molino. En ruinas, este fue remplazado en 1824 por una escuela de caridad, construida bajo los planos del arquitecto Louis François. Es el actual edificio de servicio. En las bodegas se conservaba el producto de las numerosas viñas del hospital.
Una fuente pasa por las parroquias y reúne dos conductos principales formando un desagüe que vierte sus aguas en la canalización del Maine.


En 1561, el proyecto de convertir el granero en lugar de oración protestante no se realiza. Las grandes epidemias de peste obligan a alojar a los enfermos ahí, especialmente en 1598. Durante la visita de Merimée en 1836, el edificio sirve de granero de trigo, función que guarda hasta la apertura del nuevo hospital en 1865. Clasificado como Monumento Histórico en 1862, los edificios son adquiridos por la municipalidad en 1868, pero la comisión de hospicios los había alquilado a un rostizador. Las bodegas sirven como rosticería hasta su transformación en museo del vino en 1932. Desde 1954, el granero se transforma en sala de fiestas. Allí se llevaron a cabo prestigiosas manifestaciones: la recepción del coronel Glenn, primer astronauta americano, (1966); el concierto inaugural de la nueva Orquesta filarmónica de Países del Loira (21 de setiembre de 1971) y el décimo aniversario de alianza entre Angers, Haarlem y Osnabrück (1974). La bodega acogió a los caballeros de Sacavin de Anjou, la hermandad viñera más antigua de Francia, que encontró allí un lugar ideal para presentar a sus nuevos caballeros. La restauración realizada entre 1992 y 1994 pone en valor la arquitectura de los graneros, aportando mejoras indispensables a la recepción del público. El aguilón norte en la plaza de Tertre-Saint-Laurent fue ampliado en algunos metros para incluir los espacios técnicos.

Una colección de arte textil exceptional

El museo de la tapicería contemporánea
Restaurado en 1986 para albergar el museo Jean-Lurçat y de la tapicería contemporánea, este edificio presenta las colecciones permanentes consagradas a las importantes donaciones de Simone Lurçat (1988) y Thomas Gleb (1999). Los fondos Lurçat completan los dibujos, lienzos, cerámicas, litografías y tapicerías “ Le Chant du Monde”, expuestas en el hospital Saint-Jean. Esta obra evoca la carrera de este artista nacido en 1892 quien falleció en 1966. Él vivió las dos guerras mundiales y su obra sobre este tema no es muy conocida. Ella pertenece a la corriente cubista luego surrealista con la utilización de una paleta muy colorida que hace que la obra sea muy seductora.

Un poco más joven, Thomas Gleb (1912-1991) es un artista de origen polonés. El encuentro de este pintor con el tapicero Pierre Daquin, a inicios de los años 60, lo impulsará al movimiento de la “Nueva tapicería”. Estas obras “blanco sobre blanco”, a la dimensión metafísica, estuvieron entre las obras vanguardistas de aquellos años.
Entre otros, el museo conduce una política de exposiciones temporales consagradas a grandes nombres de la tapicería francesa después de la guerra (Lagrange, Prassinos, Wogensky, Matégot, Tourlière...), al movimiento de artistas de la “Nueva tapicería” de los años 60-70 (Gleb, Grau-Garriga, Buic, Daquin, Olga de Amaral...), a los artistas tapiceros creadores de los últimos decénios (Giannesini, Simard, Laflamme...) Algunas exposiciones muestran la diversidad de la expresión textil como las obras del taller egipcio de WissaWassef, la obra de Guy Houdouin, los tejidos y encajes de Maria-Rosa Lortet o la trienal internacional de mini-textiles...

François Comte,
Arqueólogo, Municipalidad de Angers.
Sylvain Bertoldi,
Conservador Jefe de los Archivos de Angers.
Françoise de Loisy,
Conservador de patrimonio de los museos de Angers.

Traducido por:
Corali Quiñones Prado, estudiante de Máster en
Cultura, Patrimonio y Turismo.

 

2010